domingo, 7 de diciembre de 2014

Aquí no existe la quietud

Entro a la exposición sin una investigación previa de que iré a ver, lo único que llevo es el nombre del conjunto de fotografías "Aquí no existe la quietud".
Subo las escaleras y me encuentro con 15 fotografías aproximadamente, varias me recuerdan a Alvarez Bravo, una de ella son unos nopales que abarcan todo el encuadre, los demás son objetos y uno que otro paisaje, ningún humano, un acercamiento a una puerta desgastada, objetos aislados y en unos casos descontextualizados. Comienzo a leer las fechas y compararlas con las fotografías que se encontraban en la parte de abajo y me percató que estás fotografías eran el inicio, el comienzo de una búsqueda entre otro conceptos que creo el fotógrafo tenía la intención de adjudicarle a la exposición, la primera relación es la búsqueda, en ella no existe la quietud, incluso cuando parece haber encontrado una formula, no hay un estancamiento sino un movimiento constante. Había algo que lo llamaba a fotografiar estos objetos, al parecer encontrados y dotarlos de otro significado a partir del título que se le da a cada fotografía.
Pero no se queda ahí. Comienzo a recorrer los dos cuartos, el primer cambio que noto es el tamaño de las impresiones que resulta más del doble que las fotografías iniciales en la parte de arriba. Los objetos ahora no parecen ser ya objetos encontrados sino buscados. Una especie de collage me hace pensar que pasaron por una selección y finalmente el título, el antes y el después de un pescado devorado por un gato, la pieza de un rompecabezas. Creo que la fotografía construida es una búsqueda de resignificar lo que vemos, moverlo, cambiarlo, y crear un collage de lo que queremos ver.

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