I
¿Cómo pude tener una cara encantadora y
una cara de bestia al mismo tiempo? ¿cómo una fotografía es capaz de convertir
a una persona en un camaleón
intencional?
La fotografía juega una paradoja eterna
entre la verdad y la mentira, la verdad de quien fotografía, y la posible
mentira que se interpreta por quien la mira. El duelo eterno entre considerar
una fotografía un elemento artístico o una prueba de un suceso que se atestiguo
mediante la imagen.
Al realizar un retrato, si se le conoce a
la persona estaremos fotografiando, mirando lo que sabemos de el, imponiendo
nuestra propia visión de quien es que le se encuentra frente al lente.
En la actualidad se ha hecho más
conciencia de la línea divisoria y por lo tanto separatista entre el autor y su
obra, entre quien es y que hizo el autor más allá de su creación artística.
Borges seguirá siendo un increíble escritor a pesar de que algunas personas
consideren inadecuadas sus tendencias fascistas. Siempre será el otro el que
sea fotografiado, siempre será otra mirada la que espera capturar la idea
predeterminada de quien es observado.
II
La fotografía es en ciertos casos un
sinónimo de admiración, admirar al mundo, ver el mundo con amor, más aún en la
fotografía de Lartigue, la capacidad de establecer un vínculo con la
cotidianidad y transformarlo en algo bello, en algo único que irradia
felicidad, la capacidad de extraer los detalles gratuitos de la vida para enfrascarlos
en un instante eterno a través del papel fotográfico. La vida de Lartigue rompe
con la creencia de que un niño rico es un niño malcriado incapaz de apreciar
las cosas simples de la vida. ¿Qué estímulos visuales obtuvo desde pequeño para
establecer el vínculo que refleja en su fotografía? Pocas veces he creído en la
casualidad.
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